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Trasladan al Darién a 97 migrantes deportados por EEUU hasta que se defina su repatriación

Migrantes deportados por Estados Unidos saludan a la prensa desde el interior de un hotel
Migrantes deportados por Estados Unidos saludan a la prensa desde el interior de un hotel, el miércoles 19 de febrero de 2025, en Ciudad de Panamá.
(Agustin Herrera / Associated Press)

Un grupo de 97 migrantes deportados por Estados Unidos a Panamá fue trasladado el miércoles a una estación temporal en la selvática provincia del Darién, en la frontera con Colombia, mientras se define su retorno a sus países de origen o a una tercera nación que los quiera recibir.

Ese traslado llama la atención, dado que en los últimos años el Darién ha sido el epicentro de un flujo masivo de migrantes desde Sudamérica hacia el norte del continente, aunque el tránsito de personas por esa ruta bajó considerablemente el año pasado, al igual que en lo que va de 2025 tras el arribo al poder del presidente estadounidense Donald Trump.

El Ministerio de Seguridad informó en un comunicado que ese grupo de deportados fue enviado a la estación de San Vicente, y que forma parte de los casi 300 que llegaron al país desde el jueves y en días posteriores en tres vuelos. Dijo también que ocho más serán transportados a ese puesto migratorio durante la noche, mientras que 13 ya fueron retornados voluntariamente. A estos les seguirán 181 más, que permanecen sin poder salir en un hotel de la capital panameña.

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Esta operación forma parte de un acuerdo ampliado entre Panamá y Estados Unidos, mediante el cual la nación centroamericana acepta servir solamente como “puente” o tránsito para el grupo de deportados antes de su repatriación.

La administración del presidente Donald Trump designó oficialmente a ocho organizaciones criminales latinoamericanas como “organizaciones terroristas extranjeras”, aumentando su presión sobre los cárteles que operan en Estados Unidos y sobre cualquier persona que los ayude.

En el pasado reciente, San Vicente sirvió para recibir temporalmente a los migrantes que cruzaban la peligrosa selva del Darién, y se ubica cerca de una pista aérea de los estamentos de seguridad panameños.

El martes, el ministro de Seguridad, Frank Abrego, había dicho inicialmente a la prensa que 171 de los migrantes deportados a Panamá —de 10 nacionalidades, principalmente de Asia— habían aceptado el regreso voluntario a sus países de origen, y que con el resto se estaba gestionando la posibilidad de que fueran aceptados por terceras naciones. Esta gestión la realizaban la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la agencia de la ONU para la atención a los refugiados, ACNUR.

Los que son trasladados al Darién forman parte de los que no querían regresar a sus países de origen, al parecer por temor a perder la vida.

En el Darién también hay otro centro de recepción temporal de migrantes —Lajas Blancas—, adonde en estos días siguen llegando migrantes a cuentagotas, entre ellos venezolanos y de países tan lejanos como Irán.

Las autoridades de Panamá enfrentaban cuestionamientos por mantener a los deportados metidos en un hotel ubicado en una zona comercial, bajo custodia policial y sin poder salir.

La confianza de los estadounidenses en los viajes aéreos y en las agencias federales encargadas de mantener la seguridad aérea se redujo ligeramente en comparación con el año pasado tras el reciente accidente en Washington, según una nueva encuesta, pero la mayoría aún cree que el transporte aéreo es seguro en términos generales.

Funcionarios de migración informaron el miércoles temprano que una de las deportadas, de origen chino, había evadido la seguridad del hotel y se escapó. Por la tarde indicaron que la mujer había sido recapturada cerca de un centro de atención a migrantes situado al otro lado de la frontera con Costa Rica, donde supuestamente traficantes de personas la habían conducido y “abandonado”.

La mujer fue trasladada a la capital y se le seguirá su trámite para el vuelo de retorno a su país.

Algunos deportados mostraron pancartas el martes desde sus habitaciones en el hotel, en las que pedían ayuda y decían no estar a salvo en sus países de origen. El miércoles varios migrantes volvieron a asomarse a las ventanas del hotel, ubicado cerca de un centro comercial, e hicieron señales a periodistas.

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